jueves, 24 de noviembre de 2016

Edad de los Metales


  1. Cronología y periodos de la Edad de los Metales

La técnica de la fundición de los metales surge a lo largo del quinto milenio a.C en la zona entre Irán y Anatolia(Turquía) y se extendió por todo el Mediterráneo hasta llegar a la península ibérica entre el 3.000 y el 2.500 a.C.

Contemporáneo al desarrollo de la función de los metales en Andalucía es la aparición de las primeras civilizaciones en Mesopotamia y Egipto. Por tanto, mientras en Andalucía estamos en la Prehistoria en el Mediterráneo Oriental están entrando en la historia con la aparición de la escritura cuneiforme en Mesopotamia y jeroglífica en Egipto.

Con los metales también surgen nuevas actividades económicas, como el comercio que irán facilitando los contactos en el Mediterráneo y la rápida difusión de las innovaciones.

La utilización de los metales se conocía durante el Neolítico. En principio la piedra de cobre se golpeaba para darle forma, después se fue calentando para facilitar la labor, hasta llegar a la fundición, momento este en el que se establece el inicio de la Edad de los Metales.

Suele dividirse en tres etapas con el nombre del metal usado en cada momento. Esto no quiere decir que se abandonarán las técnicas antiguas de fabricación de herramientas. La Edad de los Metales hay que verla como una evolución natural que van a seguir los pueblo neolíticos, definiendo las sociedades cada vez más complejas nos llevarán al desarrollo de la civilización, de la escritura y de la historia.

Los periodos son: la Edad del Cobre, la Edad del Bronce y la Edad del Hierro.
En este último con la llegada de los pueblo colonizadores se desarrollará la primera civilización peninsular (Tartessos)


      2. Innovaciones de la edad de los metales

La utilización de metal supuso un avance tecnológico que originó importantes innovaciones que mejoraron la producción agrícola y la fabricación de utensilios, así como de armas para la caza y la guerra. Estos cambios serán la especialización en el trabajo, la invención de la rueda, la utilización de los animales para el transporte, el torno, el desarrollo del comercio, la mayor estratificación social, nuevas expresiones artísticas, etc.


Con la aparición de nuevas formas de elaborar herramientas y armas, utilizando el metal se produce una especialización del trabajo, favorecida por el excedente agrícola. La organización del trabajo va a originar las primeras divisiones sociales y la división entre distintos grupos.

Unido a la invención de la rueda llegará la utilización de animales para el transporte. Gracias a esto se va a producir una mayor difusión de las novedades tecnológicas y culturales.


La necesidad de materia prima para la elaboración de utensilios provoca un incremento de intercambio de productos sobre todo por el Mediterráneo. Estos intercambios serán en forma de trueque.

Unidos a los cambios en la división del trabajo y a la propiedad privada comienzan a distinguirse grupos sociales, observándose cambios relacionados con la división social según la riqueza y empiezan a configurarse las sociedades urbanas que nos llevarán a las primeras civilizaciones.


Los cambios culturales se van a centrar en las creencias religiosas y se verán reflejados en las distintas formas en las que se van a realizar los enterramientos. En el caso del megalitismo, los enterramientos en cistas o vasijas en el caso del Argar o la incineración en el caso de los campos de urnas. En todos ellos se deja ver una importante creencia en la vida después de la muerte, o la gran cantidad de ajuares funerarios que nos han llegado y que además han facilitado el conocimiento de estas culturas.


            3. La Cultura Megalítica 

 El megalitismo es el primer ejemplo de arquitectura monumental que nos han dejado las sociedades prehistóricas y que tienen su origen en el Neolítico y su máximo desarrollo durante la Edad del Cobre.

El concepto de megalitismo, etimológicamente significa "grandes piedras", pero se toma como la construcción de obras con grandes piedras concretamente en la Prehistoria y dentro del ámbito europeo se concentra en la fachada atlántica.

Aunque la construcción de megalitos se incluye en la Edad del Cobre, lo cierto es que tiene su origen en pleno Neolítico. Entre los primeros ejemplos nos hemos encontrado con las construcciones más simples como los menhires o los crómlech para llegar a los últimos ejemplos con las tumbas de corredores con cámara cubierta, falsa cúpula y oculta bajo un túmulo.

Así podemos decir que las primeras construcciones datan de hace unos 7.000 años.

 La fase inicial del megalitismo del sur peninsular corresponde a un megalitismo prefunerario, o lo que es lo mismo, que no tiene función de enterramiento. Los ejemplos de este momento son los menhires aislados y los crómlech encontrando los primeros en el área de Sierra Morena.

Esta fase solo se ha reconocido recientemente y es obra de algunas sociedades neolíticas que habitaron en Andalucía, presuponen una sedentalización así como unas relaciones sociales complejas.

La dificultad en el reconocimiento de esta fase está en la reutilización posterior al ser integrados en estructuras funerarias como el dolmen de Soto en Huelva.

Al final del V milenio a.C. llegarán las construcciones megalíticas como lugares de enterramientos.
Estos monumentos estarán relacionados con el culto a los antepasados y al estar formados por bloques de gran tamaño y varias toneladas de peso implican un esfuerzo colectivo para su transporte y colocación.

En Andalucía destaca sobretodo el conjunto de monumentos megalíticos de Antequera con los dólmenes de Menga, Viera y Romeral. Otro ejemplo lo tenemos en el dolmen de Soto en Trigueros (Huelva).



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