Llegó a Andalucía a alrededor del quinto milenio antes de Cristo, al ser introducido por difisión desde el Mediterraneo Oriental, las primeras muestras del Neolítico en Andalucía se situan en la zona del levante almeriense.
Este periodo se caracteriza por dos tipos de hábitat o de asentamientos humanos: los poblados y las cuevas. Los poblados eran simples agrupaciones de cabañas de base circular y con muros de adove o madera, situados en valles fluviales o en zonas más áridas y cuya actividad era predominantemente agrócola y ganadera. Las cuevas más frecuentes se usaban tanto como vivienda como para enterramiento.
En cuanto a la cerámica es característica la cerámica cardial y la cerámica a la almagra. Algunas de las cuevas neolíticas existentes en Andalucía son la Cueva de los Murciélagos, la Cueva de la Mujer, la Cueva de la Carihuela, la Cueva del Tesoro y la Cueva de Nerja.
- La cerámica cardial: Se da entre el año 5000 y 4000 a.C. justo con la llegada del Neolítico a Andalucía y su introducción se produce por la llegada de pueblos venidos del Mediterráneo Oriental. Es por ello que el sureste de la península (la actual Almería) es una de las primeras zonas en ser ocupada por estos pueblos que trajeron la economía productora (agricultura y ganadería) así como las nuevas técnicas de utillaje (piedra pulimentada) y la cerámica.
Así vemos como llega a Andalucía, la cerámica cardial que se caracteriza por pequeñas vasijas hechas a mano y decaradas con una serie de marcas impresas realizadas con conchas marinas cuando aún está húmedo el barro. Después era introducida en un horno donde era cocida.
Los restos más antiguos de este periodo son los de la Cueva de la Carihuela en Piñar, Granada, a pesar de esto los primeros pobladores del neolítico andaluz todavía mantendrán una fuerte tradición cazadora y recolectora principalmente serán ganaderos.
- La cerámica almagra: Se da entre el 4000 y el 3000 a.C. y se va a caracterizar por su color rojo brillante, elavorándose a partir de incisiones a canaladas y cuerdas. Presenta una superficie lisa y son pintadas con un colorante de un mineral rojizo, a partir del óxido de hierro. Aunque se piensa que existían en etapas anteriores la técnica del carbono catorce las colocan en el cuarto milenio a.C.
- Los primeros agricultores habitaban en cuevas como la de los Murciélagos (Córdoba) de la mujer y de la Carihuela (Granada) y la del Tesoro y de Nerja (Málaga) por esta ubicación se conoce también como la cultura de las cuevas con gran actividad agrícola y ganadera (ovejas) y usando las cuevas como viviendas y para enterramientos.
- Destaca sobre todo la cueva de Nerja (Málaga) cuya ocupación se remonta al Paleolítico prolongándose hasta la Edad del cobre y usandose como lugar de asentamiento, enterramiento y por sus importantes pinturas rupestres como santuarios.
Entre el año 3.000 y 2.500 a.C se da la llamada "Cultura de Almería" ocupando en esta época el sureste peninsular un pueblo de colonizadores procedentes también del Mediterráneo. Este pueblo se superpone a las culturas de las cuevas de esta zona, extendiendose por el levante español. Lo cierto es que es díficil delimitar su cronología, ya que entre el final del Neolítico y el inicio Calcolítico (Edad de Cobre) es complicado determinar una frontera.
En cuanto a los utensilios utilizados no se aprecian cambios significativos.
En los distintos yacimientos se han encontrado herramientas en piedra tallada o pulimentada y en hueso. Destacan la gran cantidad de molinos de mano que se han encontrado y su cerámica se caracteriza por ser lisa con forma ovoide, con asas y base cónica.
Dentro de estos estilos de vida del Neolítico vemos el del Neolítico de cuevas (como cardial y la almagra) y los del Neolítico de poblados, mas propio de un pueblo sedentarizado y con una actividad agrícola importante, que se asentarán en valles fluviales. Los asentamientos surgirán en una zona de Almería así como en la de bajo Guadalquivir. Estos poblados no siguen ningún modelo urbanístico definido, son siempre agrupaciones de cabañas con planta circular, con unos muros levantados en un zócalo de piedra y con una cubierta en adove y madera.
En los hallazgos del surdeste peninsular se han econtrado gran cantidad de molinos de mano para moler el grano, lo que demuestra la expansión de la agricultura.
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