martes, 2 de mayo de 2017

Catedral de Sevilla

“El encanto íntimo de Sevilla está en lo que nos comunica su pasado.
Su alma habla en la soledad silenciosa;
así el alma triste de toda la vieja España”

                                                    Rubén Darío, el de la princesa triste de la boca de fresa.


Localización

La Catedral de Sevilla está localizada en el corazón de la mítica ciudad de Sevilla, concretamente en la Avenida de la Constitución, s/n, 41004. 

Historia y estructura


En Junio de 1171 entraba en Sevilla el califa almohade Abü Ya'qüb Yüsuf, y en abril del año siguiente dispuso lo necesario para trazar las líneas del emplazamiento de la nueva mezquita que, además de poder acoger a los numerosos fieles, manifestara el poder espiritual almohade y el dominio magrebí en al-Andalus.


Según Ibn Sähib al-Sala, historiador de la corte almohade, los trabajos se continuaron sin interrupción a lo largo del tiempo en que el califa permaneció en Sevilla, hasta completar la obra y poner la techumbre. Esto ocurrió en el 1176, y la primera jutba u oración del viernes, tuvo lugar el 30 de abril de 1182 y las gentes llenaron sus naves.


Su estructura era rectangular, de aproximadamente 150 metros por 110 en sus lados, con 17 naves separadas por arcos de herradura apuntados; se orientaba de norte a sur, con espléndido sahn porticado, que permaneció prácticamente intacto hasta 1618 y que se ha mantenido hasta nuestros días con el nombre de Patio de los Naranjos. Parte esencial de este complejo era también su alminar, convertido posteriormente en torre de campanas de la Catedral cristiana y conocido como La Giralda.


La hoy llamada Giralda, fué erigida como alminar de la mezquita entre 1184 y 1198 por Ahmed Ben Baso que es el mismo que construye otros minaretes casi gemelos en el norte de África, concretamente en el Magreb: la Kutubía, en Marrakech, la torre Hassan, en Rabat, y la Mansuariah de Tremecén. Podría decirse que son las tres Giraldas del otro lado del estrecho.


Cuando el califa almohade regresó a Sevilla en el verano del 1195, para comenzar la campaña contra los cristianos, el alminar ya estaba prácticamente terminado. Las tropas almohades vencieron a las cristianas en Alarcos, cuya celebración proporcionaría a Sevilla otra joya artística: las cuatro manzanas doradas de su yamür o remate, que construyó el alarife de origen siciliano, Abü-Layt al-Sigilli, y que se colocaron en lo más alto del alminar en una memorable ceremonia presidida por el califa, el 10 de marzo de 1198.


El alminar tenía una base cuadrada de 13,60 metros de lado por el exterior y un machón central, subiendo entre ambos una rampa que se cubre con pequeñas bóvedas de arista en sus tramos y de arista o vaídas en los pequeños cuartos que se alojan en los descansos de sus siete plantas.


Exteriormente, sus casi 51 metros de obra almohade se distribuyen en dos pisos: el inferior liso, roto en su paramento por los tragaluces para la iluminación de la rampa de subida, y el superior, decorado en sus cuatro frentes con tres bandas verticales y paralelas cada uno, que alojan, la central, espacios en los que se
articulan ventanas gemelas de arcos de herradura o lobulados, enmarcados bajo otros ciegos, lobulados y con alfiz. Las laterales llevan paños rectangulares en los que, con ladrillo recortado (labor de sebka), se dibujan arcos gemelos ciegos que se prolongan y entrecruzan formando rombos, todo ello descargado sobre columnillas de mármol y jaspe, con pequeños capiteles de acarreo. La parte superior de lo que fué alminar se adorna, entre impostas horizontales, con andenes de diez arcos ciegos, lobulados y entrelazados, habiendo testimonios de su remate con almenas. Sobre su antigua azotea, hoy embutida en las obras renacentistas, se alzaba una airosa linterna y sobre ella, el ya referido yamür de bolas doradas.


La admiración que despertaba la edificación del alminar fue tal, que cuando los musulmanes solicitarón, al tratar las capitulaciones de Sevilla, que se les dejara demoler la torre, el infante don Alfonso contestó una frase que ya se ha hecho célebre en la historia: "por un solo ladrillo que le quitasen los pasaría a todos a cuchillo".


El terremoto de 1356 hizo caer este famoso yamür y el cabildo se ocupó reiteradamente de levantar sucesivos cuerpos de campanas, todos con carácter provisional.


Partes


Puertas de la Catedral


Además de la puerta del perdón que da acceso al patio de los naranjos, a la catedral se entra por otras puertas de las que destacan por su belleza las situadas en la Plaza de la Virgen de los Reyes, la puerta de campanillas y la de Palos.


Puerta de la Asunción: Aunque de estilo gótico, esta portada no se concluyó hasta 1833. Decora el tímpano un relieve en piedra de la Asunción de la Virgen. (Puerta de la Asunción)


Patio de los naranjos 

 Como última fase de un largo y complejo proceso de construcción de la ciudad se levantó en tiempos de los almohades, la aljama al-Moharrem de la penúltima capital andalusí, entre el Ramadán del año 567 de la Hégira (abril de 1172) y finales del mes de Rabic(II) del año 594 de la Hégira (19 de marzo de 1198) aunque había sido inaugurada el viernes 24 de Du-l-hiyya de 577 de la Hégira (30 de abril de 1182). Su arquitecto fue Ahmed ben Basso y uno de sus restos más significativos es este Patio de los Naranjos.


Este patio hoy hace de claustro de la catedral y es un espacio rectangular descubierto, que fué conocido como Corral de los naranjos desde comienzos del siglo XIV, cuyo costado meridional lo constituye el flanco del evangelio de la catedral propiamente dicha, que sustituyó a la sala de oración de la aljama, los lados de levante y septentrión corresponden al shan de la misma y el de poniente es la fachada de la epístola de la parroquia del Sagrario, que destruyó ese lado.


Consta que las caras exteriores de los estribos dibujaron en origen un rectángulo de 43,32 metros norte-sur por 81,36 metros este-oeste; los lados cortos eran sendas danzas de siete arcos gemelos y los largos tenían trece, formando dos tandas de a seis, y un gran arco central, que corresponde al acceso principal del patio, la llamada puerta del Perdón. Se iniciaron las obras en este patio en el 1172 y se concluyeron en el año 1196, alojando los muchos usos que fueron típicos de estas plazas mayores musulmanas. Cuando los cristianos tomaron Isbilya en el 1248, este sahn se convirtió en cementerio, aunque hasta 1432 se celebraba en él una de las ferias anuales de la ciudad.


El patio de los Naranjos es un espacio en el que los fieles islámicos se lavaban las manos y los pies en la fuente antes de la oración, como es preceptivo en el mundo musulmán.


Al visitar el Patio de los naranjos, no olvide fijarse en el cocodrilo que cuelga junto a un colmillo de elefante, un freno de caballo y una vara de alguacil en la entrada del mismo. El cocodrilo de madera, popularmente conocido como el lagarto, es una réplica de uno real que el sultán de Egipto le regaló a Alfonso X, cuando vino a pedirle la mano de su hija.


Altar Mayor


Unas espectaculares rejas forjadas entre 1518 y 1532 cierran el altar mayor, presidida por un colosal retablo; se trata de La Virgen de la Sede, titular de la Catedral, se asienta en el altar mayor bajo una cascada de oro. Los 44 paneles dorados del retablo fueron tallados por escultores españoles y flamencos entre 1482 y 1564.
La sacristía mayor alberga entre otras obras de arte, cuadros de Murillo.


Capilla Real


En el interior del templo se encuentra la Capilla Real, en la que se representa al último rey árabe de Sevilla rendido a los pies de Fernando III. Precisamente aquí está la urna de plata que acoge el cuerpo momificado del rey cristiano, patrón de la ciudad.


En el centro del altar de la Capilla Real, se venera a la Virgen de los Reyes, una imagen del siglo XII tallada en madera de alerce. Hay que observar con detalle los cabellos de la Virgen, que, con hilos de seda y oro, simulan un cabello auténtico.


Esta capilla que hace como cabecera del gran edificio gótico, lo cual le da un aspecto extraño en la organización arquitectónica y cuya rareza tipológica se debe a su azarosa historia, pues es una especie de ábside renacentista atrófico situada donde cabría esperar una gran girola ojival. Sabemos que el 1 de junio de 1253 fue enterrado en la Catedral el rey Fernando, y acto seguido fué armado y alzado sobre el pavés su hijo Alfonso, quien organizó en el lugar una capilla funeraria que abarcaba la mitad de levante de la aljama cristianizada. Este ámbito fué derribado a mediados del siglo XV y su contenido pasó al Patio de los Naranjos, hasta que en 1579 se trasladaron a la capilla actual, que ocupa una gran parte de lo que en la Edad Media se llamó "Corral de los Olmos".


En la cabecera del templo gótico se conservan sin alteraciones las dos capillas laterales, las de San Pedro y de San Pablo, mientras la central se prolongó hacia el
exterior, para conseguir un ámbito cuadrado, cubierto con bóveda hemisférica casetonada y un remate en semicírculo, con bóveda de cuarto de esfera, todo ello suntuosamente decorado. A esta organización axial se añadieron dos cámaras laterales, que alargan, por detrás y sin conexión con ellas las capillas laterales, aquellas que actuaron como sacristías, se subdividieron en altura, ofrecieron sendas tribunas al espacio principal. Esta capilla Real es panteón de los dos monarcas citados, así como algunos otros miembros de la familia real de la época, y aloja además la imagen gótica de la patrona de la ciudad, Santa Maria de los Reyes, siendo el ámbito de la Catedral que más intenso y continuo uso religioso tiene, por lo que permanece abierto, junto con los espacios adyacentes, a lo largo de toda la jornada.


En otro extremo encontramos el mausoleo romántico de 1891 donde supuestamente se guardan los restos de Cristobal Colón. El conjunto muestra a cuatro porteadores
con los símbolos sobre el pecho de los reinos de Castilla, León, Navarra y Aragón que llevan a hombros el féretro del descubridor.


Ya en la sacristía mayor, podemos disfrutar de las famosas tablas de Alfonso X, y de la custodia, realizada por Juan de Arfe, con un peso de trescientos kilos y que constituye una de las obras máximas de todo el Renacimiento español.   (tablas de Alfonso X)

Capillas de la Catedral


Altar de Nuestra Señora de Belén alberga un bello cuadro de Alonso Cano.


Capilla de San Antonio interesantes pinturas presididas por un magnífico lienzo (muro de la derecha), la visión de San Antonio de Padua de Murillo. Asimismo destacan el Bautismo de Cristo, también de Murillo y dos cuadros de Valdés Leal sobre San Pedro.



Altar del Santo Ángel presidido por un bello cuadro de Murillo llamado el Angel de la Guarda.


Capilla de la Virgen de la Antigua , mayor que el resto y cubierta con elevada bóveda y, en el altar un bello fresco de la Virgen (siglo XIV). Cuando estaba dedicada a San Pedro albergó los altares de la Virgen de la Antigua y de la Alcobilla, es decir de la quibla que fué mihrab de la aljama. Sus patronos, entre otros muchos clérigos, han sido los arzobispos Hurtado de Mendoza, Zuñiga y Avellaneda y Salcedo y Azcona, que en ella están enterrados.


Capilla de la Inmaculada conocida popularmente como la Cieguecita, por la hermosa figura de la Virgen, obra de Martinez Montañés, aparece con los ojos levemente entornados. Esta fundación del jurado Francisco Gutiérrez de Molina estaba dedicada a San Juan Bautista, pasando luego a la advocación de la Inmaculada, por lo que se llamó la Inmaculada de Molina, hoy se le denomina de la Inmaculada Chica o de la Cieguecita. Su primer patrono fué el bachiller Gonzalo Gabriel, que la dedicó a los arcángeles Miguel y Gabriel y al Bautista. En el primer cuarto del siglo XVII sustentaba esta capilla la mitad de levante del organo menor.


Capilla del Sagrario una vasta capilla del siglo XVII, se utiliza hoy como parroquia (Iglesia del Sagrario).


Capilla de San Hermenegildo esta es la advocación de la capilla funeraria que perteneció al cardenal Cervantes, titular de Ostia, por lo que ha recibido los nombres de "del Cardenal", "del señor Serbantes", y "de los Arzobispos", pues esta fué una de las tres capillas alienadas y contiguas donde se enterraron arzobispos en la iglesia vieja: don García Enrique Ossorio (en la de San clemente) y don Fernando Álvarez de Albornoz (en la de San Pedro).


Arquitectura


La Catedral de Sevilla es uno de los monumentos más importantes de la arquitectura española, además de ser la última gran catedral gótica española. Por su monumentalidad es la mayor catedral del país y además uno de los primeros edificios de todo el mundo cristiano, en concreto el tercer templo en superficie, tras la Basílica de San Pedro en Roma y la Catedral de Londres, ocupando una superficie superior a las 2 hectáreas (23.500 m2), y unas dimensiones de 116 metros de longitud y 76 de ancho que coincide con las dimensiones de la antigua mezquita sevillana, con un cimborrio que supera los 40 metros de altura.


Es un templo gigantesco producto de los delirios de grandeza del Cabildo sevillano, en una época muy rica y floreciente para la ciudad (en esos momentos Sevilla era la ciudad más poblada de España y era muy importante el comercio exterior, con consulados de genoveses, venecianos, flamencos..., establecidos en la ciudad). Es asímismo un museo de primer orden, con tallas, relicarios, pinturas y otras obras excepcionales, además de contar con el mayor retablo de la Cristiandad.


Entre los muchos otros tesoros de la catedral, debemos destacar su gran pinacoteca, con más de 800 pinturas, donde hay obras de Pedro de Campaña, Herrera el Mudo, Francisco Pacheco, Juan de Roelas, Valdés Leal, Zurbarán, Murillo o Goya, entre otros muchos. Destacan, también, más de 300 obras de orfebrería, como las Tablas Alfonsies (en la sacristia), en madera y plata dorada, donadas por Alfonso X, las llaves de la ciudad de Sevilla (entregadas a Fernando III tras la reconquista de Isbylia), la espada de Fernando III, o la magnífica Custodia de Juan de Arfe, de más de tres metros de altura, que sale en procesión el día del Corpus Christi. En cuanto a esculturas, destacan sobremanera las dos tallas de Juan Martínez Montañes, el imponente Cristo de la Clemencia y la Virgen de la cieguecita (con ojos entornados), así como la estatua de San Fernando (Fernando III) de Pedro Roldán. Otras magníficas obras de arte son los libros misales y corales del Archivo y la Biblioteca Capitular y Colombina.


La Catedral fue panteón real y, entre las numerosas sepulturas, destacan las de reyes como Fernando III, Alfonso X o Pedro I, pero también las del Cardenal Cervantes, muy  realista, obra de Lorenzo Mercadente de Bretaña, el cual introdujo en España las formas flamencas, las de Cristóbal Colón y su hijo Hernando Colón.


Hay que mencionar también las numerosas y luminosas vidrieras de la catedral, conservándose hoy 138, que van del siglo XV al XX; las más antiguas, las góticas, están en el lado occidental y en la nave central, con escenas bíblicas de rico colorido.


Por último, es necesario pasear por las cubiertas de la catedral, una auténtica montaña en hueco, y admirar sus arbotantes, contrafuertes, pináculos, gárgolas, canalizaciones de agua, las cúpulas de las capillas, los muros y barandillas de piedra, etc.


En 1987 fue declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad.


Leyendas
Un reptil en la catedral


En la Catedral de Sevilla, concretamente en el techo de una de las naves del Patio de los Naranjos,  se encuentran cuatro objetos realmente peculiares: un cocodrilo de madera, un colmillo de elefante, un bocado (freno) aparentemente de caballo y un bastón de mando. Y la pregunta es inevitable: ¿cómo llegaron hasta allí? Existen varias leyendas que tratan de ofrecer una explicación razonable, y aunque ninguna de ellas tiene una base cien por cien sólida, pueden acercarnos a la realidad. La más extendida nos remonta hasta 1260, año en que el sultán de Egipto quiso casar a su primogénito con Berenguela, la hija del rey Alfonso X el Sabio.
Para conseguir su propósito envió una delegación cargada de regalos y entre ellos se hallaban el colmillo de elefante, un cocodrilo vivo extraído directamente del Nilo y una jirafa domesticada. Aun así, el monarca español rechazó la unión y mandó de regreso a los emisarios del sultán con nuevos presentes. Eso sí, se quedó con el cocodrilo, que fue disecado una vez muerto, y la jirafa, cuyo freno fue colgado junto a la piel del reptil. Con los años se añadió a la colección la vara del embajador castellano que viajó a Egipto para declinar amistosamente la proposición.
Ahora bien, ¿son esos objetos los mismos que podemos contemplar hoy día? No exactamente. El cocodrilo actual, conocido popularmente como ‘lagarto’, está tallado en madera y data del siglo XVI. Es muy posible que su estructura se corresponda con el original, pero a partir de ahí no hay más conexiones. Con todo, su imponente presencia llama poderosamente la atención,  sobre todo porque su naturaleza no guarda relación con el entorno, de ahí que sea uno de los mayores atractivos para los niños que visitan la Catedral. Otra teoría más ‘escéptica’ sostiene que el animal fue colocado en esa posición simplemente para espantar a las aves que se colaban en el templo.


Curiosidades


1. La Catedral de Sevilla es la catedral gótica con mayor superficie del mundo y la tercera más grande después de San Pedro en el Vaticano y San Pablo en Londres.
2. Las cadenas que vemos fuera de la Catedral de Sevilla representan los límites de la jurisdicción civil. Servía para que los ciudadanos pudiesen acogerse al derecho de asilo frente a la dura justicia del siglo XVI. Esta acogida era conocida como “retraimiento” y dependía del crimen cometido, ya que si el crimen era muy grave de nada servía estar en el recinto sagrado.
3. En los siglos XV y XVI las gradas de la Catedral eran una zona de negocio, en la que los mercantes cerraban los pactos y se comercializaba con los esclavos.
4. Se dice que la Catedral respira porque las bóvedas se dilatan todos los días según los cambios de temperatura. Esta “respiración” permite que la rigidez de la piedra no se agriete haciendo que la estructura del edificio sea más segura.
5. En el techo de una de las naves del Patio de los Naranjos hay cuatro extraños objetos colgados: un cocodrilo de madera, un bastón, un colmillo de elefante y un bocado de caballo, como se ha mencionado en la leyenda anterior.
6. El sepulcro de Cristobal Colón iba a situarse en la Catedral de la Habana para conmemorar el Descubrimiento, pero cuando España perdió Cuba y Filipinas en 1898 y tras varias polémicas se optó por transportarlo a Sevilla.
7. No sólo la de Cristóbal Colón es la única tumba de la catedral, ya que el templo sevillano también alberga los resto del rey Fernando III el Santo o el propio hijo de Cristóbal, el bibliógrafo Hernando Colón.   (Catedal de la Habana)
8. Si veis las gárgolas de la Catedral de cerca podréis ver que en sus garras se muestran figuras humanas, que para nada tienen algo que ver con el contenido religioso de las portadas. Por cierto, estas gárgolas tenían la función de evacuar el agua en las cubiertas los días lluviosos.
9. Todas las catedrales góticas tienen una planta con forma de cruz latina. Sin embargo, la Catedral de Sevilla tiene forma cuadrada debido a que fue erigida sobre una antigua mezquita.
10. La torre campanario de la Catedral, más conocida como la Giralda, fue durante siglos la torre más alta de España con sus 104,1 m de altura y cuenta con una réplica en Kansas, ciudad hermanada con Sevilla.
Libro
El libro 'Anatomía de la Catedral de Sevilla', publicado por Diputación, data por primera vez su espacio gótico.
Fue escrito por Alfonso Jiménez y el método que ha empleado ha sido el de la Arqueología de la Arquitectura, examinando las formas arquitectónicas del templo y sus relaciones espaciales,  para obtener procesos y cronologías relativas que, con la aportación de numerosos documentos del Archivo de la Catedral, han determinado  "algo que no estaba hecho, como es la datación de la mayoría de sus formas y espacios góticos". 

Vídeos 


 

Enlaces
















No hay comentarios:

Publicar un comentario